La Blanquita (Frontino)-Quiparadó-Vásquez-El Puente-El Sireno (Urrao)
cerca de Murrí, Departamento de Antioquia (Republic of Colombia)
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Fotos de la ruta
Descripción del itinerario
RUTA DE LAS LENTEJAS ROSADAS GOURMET
Travesía a Caballo La Blanquita (Frontino) - El Sireno (Urrao)
19, 20, 21 y 22 de julio de 2016
La idea de ésta fascinante travesía de 90 km a caballo por el Chocó biogeográfico; nació de un circuito que me había hecho por esa zona
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14328642
Desde que llegué al Valle de Murrí quedé enamorada de éste recóndito lugar y por eso decidí volver para atravesarlo. Antes de reseñar ésta aventura, les comparto algunos datos de ésta exótica zona habitada desde hace 8 milenios.
A seis horas del municipio de Frontino, está Murrí. Un corregimiento inmerso en el Parque Nacional Natural Las Orquídeas o Reserva Forestal de Caráuta. De éste Parque Frontino tiene el 65%, Urrao el 35% y Abriquí el 10%.
Su Riqueza hídrica es incalculable. Sus aguas, cristalinas y abundantes, brotan de las cuencas de los Ríos Carauta; Venados, Calles, Chaquenodá,, Jengamecodá, Penderisco, Murrí y muchos más
El oro abunda en todos sus arroyos. La Mina La Ñame, una de las más famosas, ha sido trabajada desde el tiempo colonial. En las entrañas de esta región se encuentran también unos ricos yacimientos de cobre. Además existe la llamada “piedra de afilar” o “piedra tibe”, que solamente se consigue en el Brasil y en los Montes Urales.
37 comunidades indígenas y más de 11.700 Emberá Katios habitan las veredas de Amparradó, Pegadó, Pantanos, Jenaturado, Atausí, Jengamecodá y Curbatá, entre otras.
Toda ésta riqueza acuífera, minera y maderera del bonito Valle de Murrí, la comparten los municipios de Urrao, Vigía del Fuerte, Murindó, Dabeiba y Frontino
En términos geográficos éste es un ramal de la cordillera de los Andes que desciende desde el páramo de Frontino (4.080 msnm) hacia las llanuras de los litorales Pacífico y Atlántico, mediante abruptas pendientes y valles más o menos encañonados como los del Río Murrí y el Río Sucio, ambos afluentes del Atrato, columna vertebral del Chocó biogeográfico.
Esta es, sin duda, una tierra mágica pero, desafortunadamente, la prolongada marginalidad geográfica de ésta región ha contribuido enormemente a su valoración como territorio salvaje, insano, inculto, atrasado e inseguro. Haberlo recorrido, me comprobó todo lo contrario y me dio la oportunidad de vivir uno de los paseos más maravillosos de mi vida
1er Día La Blanquita-Quiparadó. 18km
La travesía comenzó en uno de los tres valles que forman el extenso Valle de Murri: La Blanquita. Los otros dos valles son Chontaduro y San Mateo.
En paseo anterior tuve la fortuna de conocer a Aroldo Benítez, uno de los dos arrieros de La Blanquita. En ésa oportunidad me habló de las varias opciones de travesías que hay en la región y me recomendó la que va a Urrao. Me dijo además que para ir al Municipio del Cacique Toné, hay 3 trochas: una por Carauta-Venados, otra por Jengamecodá y una más por Vásquez.
Volví, en compañía de Luis Alberto, para hacer alguna de ellas. Aroldo sería, por supuesto, nuestro guía y arriero. El sólo hecho de desempeñar un oficio que desde hace años está en vía de extinción y que ya sólo se ve en lugares apartados de la geografía mundial, hace de éste hombre, un ser especial.
Su fuerza física, combinada con la sabiduría para manejar los mulares y la destreza para sortear obstáculos y peligrosas trochas; evocan esos hombres de antes que ya no se ven. Sin duda, con Aroldo, estábamos en las mejores manos para emprender ésta travesía.
Muy temprano salimos por el extenso valle de La Blanquita, corregimiento de Frontino. Tomamos una inconclusa carretera que va rumbo al Río Cuevas. Cruzamos varios caudales de agua que requieren de buenas “bestias” para pasarlos. Sorteamos todo tipo de terrenos y, más allá, nos internamos en una exuberante zona selvática.
Por un camino, que a veces se estrechaba, subimos y bajamos el piedemonte de la montaña acompañados siempre por ríos y arroyos. Cruzamos la pendiente del Diablo que, como el nombre lo sugiere, es aterradora. Pasamos por despeñaderos que despertaron la adrenalina y seguimos en busca de tierras más bajas.
Durante el trayecto vimos varias mujeres indígenas vestidas con sus parumas (faldas) de colores y sicodélicas camisas finamente bordadas, cargando en sus espaldas canastos tejidos de palma lleno de víveres. Grandes hojas de tobo, a manera de sombrilla, cubrían sus cabezas para protegerse de la lluvia.
Bajamos a San Mateo un antiguo poblado fundado en 1725, asentado al pie del rio que lleva su mismo nombre. Allí el oro es el motor de la economía. En éste punto está uno de los límites del Parque de las Orquídeas el cual se va bordeando el piedemonte hasta Chaquenodá.
Tras saludar a los lugareños, continuamos. Cruzamos la Qda El Purgatorio y arribamos a un paraje indígena llamado Quiparadó. En vista de que había llovido, los ríos estaban crecidos y más adelante debíamos pasar dos de ellos; Aroldo sugirió finalizar esta primera jornada allí.
Benítez contactó al Profesor del caserío quien muy amablemente nos permitió pernotar en la Escuela. El Profe Agustín Banaerubi no sólo nos dejó dormir, sino que nos prestó su fogón y nos colaboró con la preparación de la comida. En su casa, acompañado de sus dos mujeres, ambas preñadas, y con 9 hijos ya engendrados, éste indígena, oriundo de Dabeiba, nos deleitó con sus historias. Después de escucharlo, nos dispusimos a descansar después de ésta primera jornada de 18km
2do Día Quiparadó-Vásquez. 30km
Haber dormido en una comunidad indígena que aún no habla español y mantiene costumbres ancestrales. Haber compartido con él Profe y su familia, recorrido sus simples y prácticas viviendas palíficas, asombrado con la sencillez en la que viven y maravillado con el collage de colores de sus trajes; fue una experiencia difícil de repetir.
De Quiparadó comunidad indígena, custodiada por la espesa selva y asentada al pie del rio que lleva el mismo nombre; salimos temprano en vista de que nos esperaba una larga jornada.
Lo hicimos por la base del Parque de las Orquídeas, un parque de 32.000 hectáreas que se encuentra en el flanco occidental de la cordillera occidental, región pacífica colombiana, donde abunda el agua y las precipitaciones.
Los Ríos Chaquenodá, Jengamecodá, Quiparadó Carauta, Río Calles y Río Venados hacen parte de su riqueza hídrica. En dicho parque se han reportado 3.493 especies de plantas endémicas del lugar. En la zona se encuentran comunidades campesinas de origen paisa y comunidades indígenas: Embera – Katíos y Chaquenodá.
Seguimos rumbo a la Qda Isla y Qda Barro esperando que ésta última no estuviera represada por las fuertes lluvias que habían caído la noche anterior. Cruzamos las Qdas Sardina, Sanguijuela y Pavarandó para llegar al Río Jencamecodá. Este fue uno, de los dos recorridos, más selváticos de la travesía
Arribamos al caserío Jengamecodá. Más allá nos topamos con el Rio que da nombre al caserío. Acá comenzó una de las dos odiseas de ésta jornada: cruzar el rio que aún estaba crecido.
Un tronco de árbol cortado a la mitad hace de balsa para que los lugareños pasen al otro lado. En vista de que ésta rudimentaria balsa carece de diseño técnico, es difícil de manejar por lo que Aroldo no se atrevió a manipularla.
Como no podíamos quedarnos ahí, nuestro arriero y guía optó por probar suerte con sus mulares escogidos especialmente para cruzar los ríos de la región. En una impecable maniobra pasó los morrales, nos pasó a nosotros y pasó el resto de equinos.
Tras ésta actividad, que nos demandó más de una hora y mucha adrenalina; montamos de nuevo la mulas para continuar bordeando el Jengacomedá hasta su desembocadura en el Río Penderisco
A sólo 15 minutos encontramos el Penderisco, que a esta altura del recorrido va grande y caudaloso rumbo a su desembocadura en el Río Chaquenodá donde cambia de nombre por el de Río Murrí. Apelativo que identifica toda la zona.
Menos mal en éste Río encontramos un joven con su balsa que nos ayudó a pasar al otro lado mientras las bestias lo hacían nadando. Una vez cruzamos el Penderisco nos internamos de nuevo en el segundo recorrido exuberante del paseo que nos llevaría a Alto Murrí
La selva apareció de nuevo con profundos lodazales y pantaneros en los que las mulas se atascaron varias veces y eso que aún estábamos en verano.
En un punto del recorrido comenzamos a ver caseríos más “civilizados” en territorios ocupados por las comunidades afro-descendientes que habitan parajes como Paracuchichí y Murrí Medio. El cambio no se hizo esperar, la arquitectura de las viviendas se tornó diferente y los potreros y cultivos se extendieron por la zona.
Cuenta la historia que a principios del siglo XVII, los indios Chocóes nativos de Quibdó, Lloró y Bebará, huyendo de la presión de los encomenderos de minas; remontaron el Río Murrí y se asentaron en sus márgenes. Lo mismo hicieron varios líderes indígenas de Citará dando origen a la diáspora que años más tarde se registra en las “cimarronas” establecidas en la cuenca media y alta del río Murrí.
Por estas tierras, habitadas hace varios siglos y con mucha historia encima, seguimos cabalgando a favor del Penderisco. Varios kms más allá topamos con la desembocadura del Río Mandé. Giramos a la derecha y comenzamos a remontar éste Rio, sin duda, uno de los más hermosos de la región.
Cayendo la tarde pasamos por Vásquez Viejo, el caserío original que pereció a causa de una inundación; y un par de km más allá llegamos a Vásquez Nuevo.
Como ya era de noche Aroldo contacto los habitantes de la primera casa que encontramos para pedir posada, solicitar permiso para preparar alimentos y soltar las mulas en el prado.
Sin dudarlo Diomedes nos abrió las puertas de su casa y nos brindó todas las comodidades sin pedir nada a cambio. Este gesto nos asombró y nos demostró que aún existen personas y comunidades en el que la humanidad ésta por encima de todo.
Exhaustos, tras 30 km encima de los mulares, preparamos alimentos y dormimos en la amplia sala de Diomedes.
3cer Día Vásquez-El Puente. 24km
Salimos de casa de Diomedes. Atravesamos éste pintoresco poblado lleno de casas de colores, construidas al pie del Río Mandé y comenzamos a remontar éste sereno y cristalino caudal de agua.
Por más de dos horas recorrimos las playas del Mandé. En un punto dejamos el río, tomamos a la izquierda y emprendimos un empinado ascenso por un canalón que nos llevó a climas más templados. Intuí que había llegado el momento de despedirnos de la exuberante selva para internarnos en tierras más intervenidas.
En algunos puntos del ascenso nos detuvimos a contemplar el hermoso vallecito que abajo forma el Rio Mandé y la cadena de montañas selváticas que lo custodian. Mágico paisaje
Arriba comenzamos a ver mezcla de selva con tierras intervenidas y casas típicas de la cultura paisa. Más allá nos sorprendimos con centenares de palmas parecidas a las de
Cera que le dieron un toque especial al paisaje.
Ese que comenzó a cambiar de cuenta de la entrada de la civilización: más casas, deforestación, caminos, potreros, alambres de púas, luz eléctrica y una inconclusa carretera en pésimo estado. Montar por los lodazales que se forman en ésta vía requiere nervios de acero y mulares con bríos.
Si bien en Vásquez nos habían dicho que ése día llegaríamos hasta La Quiebra o La Clara, nosotros, con paso lento, alcanzamos a llegar sólo hasta un paraje conocido como El Puente. Cruzamos ésta construcción hecha sobre el Río Nendó, subimos un poco y llegamos a una casa.
En vista de que caía la tarde y la lluvia arreciaba optamos por pedir posada. De nuevo la amabilidad no se hizo esperar y sin reparos nos acogieron. Allí al calor del fogón y las historias de ésta familia golpeada por las adversidades de la vida, nos dispusimos a preparar la cena.
Saqué del morral una bolsa de “Lentejas Rosadas Gourmet” para echarlas en la olla atómica. Como desconocía que éste tipo de lentejas son blanditas y no necesitan ni ponerlas a remojar, ni ponerlas en la olla a presión, éstas se deshicieron. Aun así nos las comimos. Este episodio sirvió para reírnos el resto de la noche y por eso ésta crónica lleva el nombre de “Lentejas Rosadas Gourmet”.
4to día El Puente- El Sireno. 18km
Con tremendo desayuno nos despacharon de la casa del Puente en donde dejamos a una mujer luchadora y aguerrida de 40 años que, con sus 5 hijos, trata de reconstruir sus vidas.
Emprendimos la 4 y última jornada de la travesía. Tomamos de nuevo la inconclusa carretera que hizo muy técnico el trayecto por la presencia de roca. Montamos un rato por una especie de canales llenos de agua. Y entramos luego a un trayecto empalizado. Sin duda éste fue el tramo más malo de toda la travesía.
Más allá empatamos de nuevo con la inconclusa vía que cada vez nos acercaba más a la civilización. Arribamos a un punto llamado La Sierra en donde la carretera se hizo mucho más evidente. Por ésta vía, cubierta de resbaladiza arenilla, montamos el resto de la mañana.
Abajo, a mano izquierda, el Río Penderisco fue nuestro referente. Este es un imponente caudal de agua que forma una extensa cuenca en la que se localizan los Valles de los Ríos Pabón, Urrao y Encarnación entre otros
Al frente, las montañas paisas, fueron nuestro paisaje, mientras que arriba, en el cielo, los helicópteros de EPM transportaban los postes de luz que llevaran electricidad a éste apartado rincón antioqueño.
Siendo las 2pm arribamos a El Sireno- Urrao después de haber vivido una experiencia única de 90km a lomo de mulas que durante 4 días nos llevaron por recónditos lugares de nuestra geografía.
Allí contratamos dos motos que nos acabaron de arrimar a Urrao, hermoso municipio del Suroeste Antioqueño; conocido como Paraíso Escondido, la Perla del Penderisco y la Suiza Antioqueña; en donde tomamos bus de regreso a Medellín.
Travesía a Caballo La Blanquita (Frontino) - El Sireno (Urrao)
19, 20, 21 y 22 de julio de 2016
La idea de ésta fascinante travesía de 90 km a caballo por el Chocó biogeográfico; nació de un circuito que me había hecho por esa zona
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14328642
Desde que llegué al Valle de Murrí quedé enamorada de éste recóndito lugar y por eso decidí volver para atravesarlo. Antes de reseñar ésta aventura, les comparto algunos datos de ésta exótica zona habitada desde hace 8 milenios.
A seis horas del municipio de Frontino, está Murrí. Un corregimiento inmerso en el Parque Nacional Natural Las Orquídeas o Reserva Forestal de Caráuta. De éste Parque Frontino tiene el 65%, Urrao el 35% y Abriquí el 10%.
Su Riqueza hídrica es incalculable. Sus aguas, cristalinas y abundantes, brotan de las cuencas de los Ríos Carauta; Venados, Calles, Chaquenodá,, Jengamecodá, Penderisco, Murrí y muchos más
El oro abunda en todos sus arroyos. La Mina La Ñame, una de las más famosas, ha sido trabajada desde el tiempo colonial. En las entrañas de esta región se encuentran también unos ricos yacimientos de cobre. Además existe la llamada “piedra de afilar” o “piedra tibe”, que solamente se consigue en el Brasil y en los Montes Urales.
37 comunidades indígenas y más de 11.700 Emberá Katios habitan las veredas de Amparradó, Pegadó, Pantanos, Jenaturado, Atausí, Jengamecodá y Curbatá, entre otras.
Toda ésta riqueza acuífera, minera y maderera del bonito Valle de Murrí, la comparten los municipios de Urrao, Vigía del Fuerte, Murindó, Dabeiba y Frontino
En términos geográficos éste es un ramal de la cordillera de los Andes que desciende desde el páramo de Frontino (4.080 msnm) hacia las llanuras de los litorales Pacífico y Atlántico, mediante abruptas pendientes y valles más o menos encañonados como los del Río Murrí y el Río Sucio, ambos afluentes del Atrato, columna vertebral del Chocó biogeográfico.
Esta es, sin duda, una tierra mágica pero, desafortunadamente, la prolongada marginalidad geográfica de ésta región ha contribuido enormemente a su valoración como territorio salvaje, insano, inculto, atrasado e inseguro. Haberlo recorrido, me comprobó todo lo contrario y me dio la oportunidad de vivir uno de los paseos más maravillosos de mi vida
1er Día La Blanquita-Quiparadó. 18km
La travesía comenzó en uno de los tres valles que forman el extenso Valle de Murri: La Blanquita. Los otros dos valles son Chontaduro y San Mateo.
En paseo anterior tuve la fortuna de conocer a Aroldo Benítez, uno de los dos arrieros de La Blanquita. En ésa oportunidad me habló de las varias opciones de travesías que hay en la región y me recomendó la que va a Urrao. Me dijo además que para ir al Municipio del Cacique Toné, hay 3 trochas: una por Carauta-Venados, otra por Jengamecodá y una más por Vásquez.
Volví, en compañía de Luis Alberto, para hacer alguna de ellas. Aroldo sería, por supuesto, nuestro guía y arriero. El sólo hecho de desempeñar un oficio que desde hace años está en vía de extinción y que ya sólo se ve en lugares apartados de la geografía mundial, hace de éste hombre, un ser especial.
Su fuerza física, combinada con la sabiduría para manejar los mulares y la destreza para sortear obstáculos y peligrosas trochas; evocan esos hombres de antes que ya no se ven. Sin duda, con Aroldo, estábamos en las mejores manos para emprender ésta travesía.
Muy temprano salimos por el extenso valle de La Blanquita, corregimiento de Frontino. Tomamos una inconclusa carretera que va rumbo al Río Cuevas. Cruzamos varios caudales de agua que requieren de buenas “bestias” para pasarlos. Sorteamos todo tipo de terrenos y, más allá, nos internamos en una exuberante zona selvática.
Por un camino, que a veces se estrechaba, subimos y bajamos el piedemonte de la montaña acompañados siempre por ríos y arroyos. Cruzamos la pendiente del Diablo que, como el nombre lo sugiere, es aterradora. Pasamos por despeñaderos que despertaron la adrenalina y seguimos en busca de tierras más bajas.
Durante el trayecto vimos varias mujeres indígenas vestidas con sus parumas (faldas) de colores y sicodélicas camisas finamente bordadas, cargando en sus espaldas canastos tejidos de palma lleno de víveres. Grandes hojas de tobo, a manera de sombrilla, cubrían sus cabezas para protegerse de la lluvia.
Bajamos a San Mateo un antiguo poblado fundado en 1725, asentado al pie del rio que lleva su mismo nombre. Allí el oro es el motor de la economía. En éste punto está uno de los límites del Parque de las Orquídeas el cual se va bordeando el piedemonte hasta Chaquenodá.
Tras saludar a los lugareños, continuamos. Cruzamos la Qda El Purgatorio y arribamos a un paraje indígena llamado Quiparadó. En vista de que había llovido, los ríos estaban crecidos y más adelante debíamos pasar dos de ellos; Aroldo sugirió finalizar esta primera jornada allí.
Benítez contactó al Profesor del caserío quien muy amablemente nos permitió pernotar en la Escuela. El Profe Agustín Banaerubi no sólo nos dejó dormir, sino que nos prestó su fogón y nos colaboró con la preparación de la comida. En su casa, acompañado de sus dos mujeres, ambas preñadas, y con 9 hijos ya engendrados, éste indígena, oriundo de Dabeiba, nos deleitó con sus historias. Después de escucharlo, nos dispusimos a descansar después de ésta primera jornada de 18km
2do Día Quiparadó-Vásquez. 30km
Haber dormido en una comunidad indígena que aún no habla español y mantiene costumbres ancestrales. Haber compartido con él Profe y su familia, recorrido sus simples y prácticas viviendas palíficas, asombrado con la sencillez en la que viven y maravillado con el collage de colores de sus trajes; fue una experiencia difícil de repetir.
De Quiparadó comunidad indígena, custodiada por la espesa selva y asentada al pie del rio que lleva el mismo nombre; salimos temprano en vista de que nos esperaba una larga jornada.
Lo hicimos por la base del Parque de las Orquídeas, un parque de 32.000 hectáreas que se encuentra en el flanco occidental de la cordillera occidental, región pacífica colombiana, donde abunda el agua y las precipitaciones.
Los Ríos Chaquenodá, Jengamecodá, Quiparadó Carauta, Río Calles y Río Venados hacen parte de su riqueza hídrica. En dicho parque se han reportado 3.493 especies de plantas endémicas del lugar. En la zona se encuentran comunidades campesinas de origen paisa y comunidades indígenas: Embera – Katíos y Chaquenodá.
Seguimos rumbo a la Qda Isla y Qda Barro esperando que ésta última no estuviera represada por las fuertes lluvias que habían caído la noche anterior. Cruzamos las Qdas Sardina, Sanguijuela y Pavarandó para llegar al Río Jencamecodá. Este fue uno, de los dos recorridos, más selváticos de la travesía
Arribamos al caserío Jengamecodá. Más allá nos topamos con el Rio que da nombre al caserío. Acá comenzó una de las dos odiseas de ésta jornada: cruzar el rio que aún estaba crecido.
Un tronco de árbol cortado a la mitad hace de balsa para que los lugareños pasen al otro lado. En vista de que ésta rudimentaria balsa carece de diseño técnico, es difícil de manejar por lo que Aroldo no se atrevió a manipularla.
Como no podíamos quedarnos ahí, nuestro arriero y guía optó por probar suerte con sus mulares escogidos especialmente para cruzar los ríos de la región. En una impecable maniobra pasó los morrales, nos pasó a nosotros y pasó el resto de equinos.
Tras ésta actividad, que nos demandó más de una hora y mucha adrenalina; montamos de nuevo la mulas para continuar bordeando el Jengacomedá hasta su desembocadura en el Río Penderisco
A sólo 15 minutos encontramos el Penderisco, que a esta altura del recorrido va grande y caudaloso rumbo a su desembocadura en el Río Chaquenodá donde cambia de nombre por el de Río Murrí. Apelativo que identifica toda la zona.
Menos mal en éste Río encontramos un joven con su balsa que nos ayudó a pasar al otro lado mientras las bestias lo hacían nadando. Una vez cruzamos el Penderisco nos internamos de nuevo en el segundo recorrido exuberante del paseo que nos llevaría a Alto Murrí
La selva apareció de nuevo con profundos lodazales y pantaneros en los que las mulas se atascaron varias veces y eso que aún estábamos en verano.
En un punto del recorrido comenzamos a ver caseríos más “civilizados” en territorios ocupados por las comunidades afro-descendientes que habitan parajes como Paracuchichí y Murrí Medio. El cambio no se hizo esperar, la arquitectura de las viviendas se tornó diferente y los potreros y cultivos se extendieron por la zona.
Cuenta la historia que a principios del siglo XVII, los indios Chocóes nativos de Quibdó, Lloró y Bebará, huyendo de la presión de los encomenderos de minas; remontaron el Río Murrí y se asentaron en sus márgenes. Lo mismo hicieron varios líderes indígenas de Citará dando origen a la diáspora que años más tarde se registra en las “cimarronas” establecidas en la cuenca media y alta del río Murrí.
Por estas tierras, habitadas hace varios siglos y con mucha historia encima, seguimos cabalgando a favor del Penderisco. Varios kms más allá topamos con la desembocadura del Río Mandé. Giramos a la derecha y comenzamos a remontar éste Rio, sin duda, uno de los más hermosos de la región.
Cayendo la tarde pasamos por Vásquez Viejo, el caserío original que pereció a causa de una inundación; y un par de km más allá llegamos a Vásquez Nuevo.
Como ya era de noche Aroldo contacto los habitantes de la primera casa que encontramos para pedir posada, solicitar permiso para preparar alimentos y soltar las mulas en el prado.
Sin dudarlo Diomedes nos abrió las puertas de su casa y nos brindó todas las comodidades sin pedir nada a cambio. Este gesto nos asombró y nos demostró que aún existen personas y comunidades en el que la humanidad ésta por encima de todo.
Exhaustos, tras 30 km encima de los mulares, preparamos alimentos y dormimos en la amplia sala de Diomedes.
3cer Día Vásquez-El Puente. 24km
Salimos de casa de Diomedes. Atravesamos éste pintoresco poblado lleno de casas de colores, construidas al pie del Río Mandé y comenzamos a remontar éste sereno y cristalino caudal de agua.
Por más de dos horas recorrimos las playas del Mandé. En un punto dejamos el río, tomamos a la izquierda y emprendimos un empinado ascenso por un canalón que nos llevó a climas más templados. Intuí que había llegado el momento de despedirnos de la exuberante selva para internarnos en tierras más intervenidas.
En algunos puntos del ascenso nos detuvimos a contemplar el hermoso vallecito que abajo forma el Rio Mandé y la cadena de montañas selváticas que lo custodian. Mágico paisaje
Arriba comenzamos a ver mezcla de selva con tierras intervenidas y casas típicas de la cultura paisa. Más allá nos sorprendimos con centenares de palmas parecidas a las de
Cera que le dieron un toque especial al paisaje.
Ese que comenzó a cambiar de cuenta de la entrada de la civilización: más casas, deforestación, caminos, potreros, alambres de púas, luz eléctrica y una inconclusa carretera en pésimo estado. Montar por los lodazales que se forman en ésta vía requiere nervios de acero y mulares con bríos.
Si bien en Vásquez nos habían dicho que ése día llegaríamos hasta La Quiebra o La Clara, nosotros, con paso lento, alcanzamos a llegar sólo hasta un paraje conocido como El Puente. Cruzamos ésta construcción hecha sobre el Río Nendó, subimos un poco y llegamos a una casa.
En vista de que caía la tarde y la lluvia arreciaba optamos por pedir posada. De nuevo la amabilidad no se hizo esperar y sin reparos nos acogieron. Allí al calor del fogón y las historias de ésta familia golpeada por las adversidades de la vida, nos dispusimos a preparar la cena.
Saqué del morral una bolsa de “Lentejas Rosadas Gourmet” para echarlas en la olla atómica. Como desconocía que éste tipo de lentejas son blanditas y no necesitan ni ponerlas a remojar, ni ponerlas en la olla a presión, éstas se deshicieron. Aun así nos las comimos. Este episodio sirvió para reírnos el resto de la noche y por eso ésta crónica lleva el nombre de “Lentejas Rosadas Gourmet”.
4to día El Puente- El Sireno. 18km
Con tremendo desayuno nos despacharon de la casa del Puente en donde dejamos a una mujer luchadora y aguerrida de 40 años que, con sus 5 hijos, trata de reconstruir sus vidas.
Emprendimos la 4 y última jornada de la travesía. Tomamos de nuevo la inconclusa carretera que hizo muy técnico el trayecto por la presencia de roca. Montamos un rato por una especie de canales llenos de agua. Y entramos luego a un trayecto empalizado. Sin duda éste fue el tramo más malo de toda la travesía.
Más allá empatamos de nuevo con la inconclusa vía que cada vez nos acercaba más a la civilización. Arribamos a un punto llamado La Sierra en donde la carretera se hizo mucho más evidente. Por ésta vía, cubierta de resbaladiza arenilla, montamos el resto de la mañana.
Abajo, a mano izquierda, el Río Penderisco fue nuestro referente. Este es un imponente caudal de agua que forma una extensa cuenca en la que se localizan los Valles de los Ríos Pabón, Urrao y Encarnación entre otros
Al frente, las montañas paisas, fueron nuestro paisaje, mientras que arriba, en el cielo, los helicópteros de EPM transportaban los postes de luz que llevaran electricidad a éste apartado rincón antioqueño.
Siendo las 2pm arribamos a El Sireno- Urrao después de haber vivido una experiencia única de 90km a lomo de mulas que durante 4 días nos llevaron por recónditos lugares de nuestra geografía.
Allí contratamos dos motos que nos acabaron de arrimar a Urrao, hermoso municipio del Suroeste Antioqueño; conocido como Paraíso Escondido, la Perla del Penderisco y la Suiza Antioqueña; en donde tomamos bus de regreso a Medellín.
Puntos de interés
Waypoint
408 m
Ñame
19-JUL-16 12:10:30PM
Waypoint
863 m
Argay
21-JUL-16 3:20:50PM
Waypoint
604 m
Carauta
19-JUL-16 10:13:57AM
Waypoint
251 m
Chichiridó
20-JUL-16 2:16:51PM
Waypoint
257 m
Cuquirichí
20-JUL-16 4:13:31PM
Waypoint
272 m
El Diablo
20-JUL-16 2:44:54PM
Waypoint
343 m
El Mico
21-JUL-16 11:12:01AM
Waypoint
446 m
El Salado
19-JUL-16 11:27:45AM
Waypoint
1.177 m
El Sireno
22-JUL-16 1:43:53PM
Waypoint
707 m
Esc Mandecito
21-JUL-16 12:32:19PM
Waypoint
284 m
Escuela
21-JUL-16 10:12:58AM
Waypoint
218 m
Finca
20-JUL-16 5:31:50PM
Waypoint
643 m
Finca Alto
21-JUL-16 11:58:09AM
Waypoint
662 m
Fla Prabera
19-JUL-16 9:31:41AM
Waypoint
875 m
La Blanquita
22-JUN-16 2:13:00PM
Waypoint
898 m
La Caseta
21-JUL-16 2:44:26PM
Waypoint
251 m
Las Playas
21-JUL-16 9:41:09AM
Waypoint
268 m
Mandecito
21-JUL-16 9:54:52AM
Waypoint
789 m
Rio Cuevas
22-JUN-16 3:24:14PM
Waypoint
428 m
San Mateo
19-JUL-16 11:55:33AM
Comentarios (18)
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genial, felicidades!
Gracias Vicky por tu impecable descripción, que nos permite disfrutar de tu viaje como si fuera nuestro. Y porque nos permites conocer un poco de estos lugares mágicos.
Well Done.. https://es.wikiloc.com/rutas-a-caballo/la-blanquita-frontino-quiparado-vasquez-el-puente-el-sireno-urrao-14964445/photo-9308248
Esta ruta al Igual que las anteriores también merecen una buena calificación.
Saludos Vicky Tru.
Gracias Monja Voladora por compartir esta super aventura, que como otras, lo dejan a uno con la motivación para recorrer rincones maravillosos y olvidados de nuestro país. Ruta magnífica para un espíritu aventurero como el tuyo !!!.
Abrazo, Lili
Hola Fabiana
Gusto verte por acá jejeje
Es un verdadero privilegio que aún hayan paraísos como estos en el planeta.
Recorrerlos y documentarlos se ha convertido en una gran pasión.
Espero seguir en la búsqueda de esos rincones olvidados de nuestra geografía
Ojalá te animes a recorrer este pedazo de tierra, aún virgen y exótica, antes de que la "civilización" le robe su encanto
Abrazosssss
Impresionante viaje con unas fotos espectaculares, pero lo que si tengo claro es que esta ruta y viendo las fotos no se puede calificar de dificil si no que habría que encuadrarla en la categoría que Wikiloc da como máxima dificultad, que es la de ¨solo para profesionales¨
Hola matadorvicentebarrera
De pronto sí tienes razón en poner ésta ruta en categoría máxima dificultad.
Paseos como estos....pocos
Único
He realizado esta ruta Ver más
Información
Fácil de seguir
Entorno
Difícil
Maravillosa ruta, pero en verano
Hola Luis Quiceno
Éste fue, sin duda, uno de esos paseos inolvidable, raro, exclusivo, loco, único
Gracias por "pararme" bolas y acompañarme en ésta hermosa aventura
Hola Vicky, podrías darme información sobre guías o personas que pudieran ayudarme a planear este recorrido por favor!?
Hola Daniela de Jesús Garcés
Me resetiaron el celular y perdí muchos contactos, entre ellos, los de allá
De otra lado considero que no sería prudente ir en éstos momentos por allá, ya que , desafortunadamente, en nuestro país se ha vuelto a disparar los problemas de orden público y ésa es un a de las zonas más afectadas
Debes tener en cuenta también que , para nada, es una ruta turística o convencional. Ésa fue, sin duda, una verdadera aventura
Si de pronto te queda fácil podrías contactar los conductores de los buses que van a Frontino para que ellos traten de darte el contacto del conductor que baja a La Blanquita y ya con él seguir averiguando si Aroldo, el arriero, aún está por allí y si es factible volver a hacer ésa hermosa travesía
Me cuentas
Buenas noches. Muchas gracias por su explicación. Necesito llegar al centro poblado de MANDE, para actividades laborales. Por ahora la ruta que nos han ofrecido es 6 horas en mula desde Urrao. QUe otra ruta podria tomar? gracias.
Hola Hugocatamaran
No te sabría decir qué otra ruta podrás tomar pues sólo conozco la que entra por La Blanquita y la que sale por Urrao como la hicimos nosotros.
Le podrías preguntar a quienes te contrataron si existe otra alternativa
Ya te tocaría evaluar por dónde te quieres ir
Creería yo que, si estás en Medellín, es más rápido por Urrao pues, entrando por La Blanquita- Frontino, nosotros tardamos dos días para llegar Mandé
Hola, me puedes dar información de un guía que me lleve ?
Hola Lizandro Gomez
Desafortundamente Aroldo, El Arriero que nos llevó, ya no vive en La Blanquita
Perdí todos los contactos de la región
Te tocaría ir hasta Frontino y tratar de averiguar con los conductores que bajan a La Blanquita
Lástima no poderte colaborar
Ruta Sireno Blanquita
Se ve increible, esta ruta. Ojala pueda hacerla algún día