099 Ribavellosa-Villanueva de Cameros

El recorrido se inicia en la Finca de Ribavellosa, localizada en la margen derecha del río Iregua y perteneciente al pueblo de Almarza de Cameros. De las rutas marcadas tomamos la número 1, señalizada con postes verdes, Sendero del Pinar, y lo hacemos en el sentido de las agujas del reloj, em un sendero donde los pinos dominan sobre otras especies.
En 1,5 km llegamos a una curva donde aparece a la izquierda un entramado de madera y una papelera, nosotros dejamos el camino y nos introducimos precisamente por allí. El sendero cambia totalmente, se hace más salvaje y tras pasar una portilla abandonamos el pinar e iniciamos un ligero descenso que nos lleva a cruzar un pequeño barranco, tras el cual remontamos la primera tachuela hasta alcanzar un pequeño alto desde el que si divisa Almarza de Cameros, y a donde llegamos en poco más de 15’ .
Tras repostar agua en la fuente nos dirigimos hacia la Iglesia, que bordeamos por la izquierda para llegar a un entramado de madera que cruzaremos a través de una puerta con cerrojo para descender al barranco en dirección noreste. Lo cruzamos por un maltrecho puente de madera y girando al sureste llegamos en 200 m. a otro pequeño barranco. Tras el comenzamos un ligero ascenso en clara dirección sureste hasta llegar a un pequeño alto.
Ahora suave descenso, siempre hacia el este, hasta alcanzar una escondida pista 700m. , la seguimos unos 120 m. a la derecha y la dejamos por la izquierda para ir en busca del arroyo de Admuel, que se encuentra a nuestros pies. Tras cruzarlo y pasar una alambrada comenzamos el ascenso en dirección suroeste por senda, ahora evidente, que tras dejarnos en unas praderas y girando a la derecha alcanzar un alto desde el que divisamos el pintoresco pueblo de Pinillos. Descendemos entre praderas hasta llegar a las primeras casas del pueblo.
Entramos en Pinillos, pequeño pero bonito enclave protegido por la Iglesia de la Asunción que, aunque apartada, domina el pueblo. Descendemos por sus calles cementadas, que nos llevan a la zona más baja del pueblo, dejando atrás la fuente y la ermita del Santo Cristo. Cuando terminan las casas pasamos bajo un pabellón de ganado y cruzamos acto seguido el Arroyo de Rioseco para dirigirnos hacia la derecha ascendiendo un poco por un rocoso terreno tras el que encontramos la vereda que nos guiará en este trayecto.
Desde aquí obtenemos una bonita vista del pueblo, típicamente serrano. Caminamos a media ladera rodeados por aulagas, endrinos y rocas incrustadas de líquenes. Bajo nuestros pies se abren numerosos ramales que discurren paralelos como consecuencia de la circulación de ganado vacuno por la zona.
Pronto llegamos a un pequeño collado sobre el barranco de Canalejas. El sendero desciende suavemente por el borde del carrascal que se extiende a nuestra izquierda, al tiempo que el valle se estrecha y nos vamos acercando hacia el curso del agua. Atravesamos un regato que desciende entre pizarras, subimos un breve repecho y pasamos junto a una peña caliza tras la cual se escucha el murmullo del agua que cae formando una pequeña cascada. Después de la roca, tomamos en una bifurcación la senda de la izquierda. Aparecen las primeras hayas mezcladas con robles, quejigos, algunas carrascas y enebros, y al poco rato llegamos a unos prados a la orilla del arroyo donde desemboca el camino.
Tras cruzar el cauce, ascendemos por la parte izquierda del barranco situado al otro lado hasta encontrar un sendero. Más que verlo lo adivinaremos bajo la hojarasca ascendiendo por un bosque poblado con viejas hayas y multitud de jóvenes hayornos. Atravesamos la cerca de separación entre los términos de Pinillos y Gallinero de Cameros.
El sendero, cubierto por el mantillo formado por las hojas secas de los árboles, asciende fuertemente con un marcado serpenteo y entre carrascas llegamos al collado donde cruzamos una pista. Comenzamos a descender para tomar una senda que entre aulagas, enebros y encinas, se dirige hacia la izquierda, alejándonos de la estéril ladera desprovista de suelo que se extiende bajo Peñabilanos. Llegamos a un abrevadero junto a un impresionante árbol que rodeamos para ascender suavemente hasta alcanzar los depósitos de agua de Gallinero, tranquilos descenso por camino nada claro hasta alcanzarla la GR que recorre La Rioja por toda la sierra.
Para entonces ya hemos divisado en el fondo del valle Gallinero, pueblo al que nos dirigimos siguiendo las descendentes marcas de la GR. Entramos en Gallinero, recorremos la calle Real, que desciende en busca de la Iglesia de la Asunción y nos saca del pueblo tras una gran casona con su escudo heráldico. 100 m. sin marcas debido a una tala de chopos, pero no hay pérdida, cruzamos el arroyo de Gallinero y una estrecha portilla. Poco después y según el alcalde de Gallinero, debemos parar en una fuente para refrescarnos con sus saludables aguas.
El camino asciende ligeramente hasta alcanzar un pequeño collado, divisorio de arroyos. Un corto descenso nos sitúa en el arroyo de Renarias, que recorremos por su margen izquierda y en medio de un precioso hayedo, en el que solo su silencio puede perturbar el ensueño del lugar.
Una nueva y estrecha portilla nos devuelve a la civilización, ya entrando en Villanueva de Cameros.