Alarcia Gravel

Después de mucho tiempo sin poder hacer una ruta de gravel en condiciones, debido sobre todo, a las condiciones climatológicas. Volvemos con más fuerza que nunca. La lluvia, la nieve y las temperaturas gélidas han hecho que no podamos salir a disfrutar de la bici como a nosotros verdaderamente nos gusta y no es de otra manera que adentrarnos en lo bonito de la montaña, de la sierra. Nos hemos tenido que ir conformando con salir por los alrededores de la ciudad y en cuanto hemos visto un claro en el tiempo, nos hemos calzado las zapatillas, ajustado el casco y estamos de nuevo por aquí.

La ruta que tenemos ante nosotros; aunque son pocos kms, 60 nada más y nada menos, es bastante exigente superando los 2000 metros de desnivel acumulado.

Partimos del pequeño pueblo de Alarcia, situado a tan sólo 30 minutos en coche desde la ciudad y cerca de la zona donde están situados los pantanos que abastecen de agua a la capital burgalesa. La ruta comienza ascendiendo por sus calles hasta el mirador de la Cruz, lugar donde podemos contemplar unas bonitas vistas de los montes de Oca y debajo de nosotros, a nuestros pies, poder ver la localidad de Rábanos, por la cual pasaremos dentro de poco. Una vez terminado de ascender levemente comienza una bajada fácil hasta Villamudria, no obstante, antes de llegar tenemos un pequeño problema con nuestras amigas las vacas que se encuentran en el camino.

Desde este punto tenemos unos kms de rodar por asfalto en terreno favorable pasando por; como hemos dicho antes, Rábanos, Valmala, Santa Cruz del Valle Urbión y Garganchón, lugar desde donde comenzamos a subir por asfalto rugoso hasta llegar a Pradoluengo.

Dejado atrás un terreno bastante favorable, comenzamos la parte dura de la jornada. El frío y la niebla nos acompañan desde que hemos salido. Vamos pasando por las calles de Pradoluengo para encaminarnos hacia el camping La Trapera (todavía en construcción), pero que seguro dará mucho que hablar a los amantes de la naturaleza. Poco después llegamos al refugio de la Pasada donde giramos a la izquierda y comenzamos a subir. Tenemos ante nosotros una subida de unos 4 km entre pinos hasta llegar a la majada de las borregas donde cogemos aire para lo que se nos viene encima. Seguimos subiendo por un terreno muy duro donde alguna que otra vez, y debido a las fuertes pendientes y el terreno con bastante piedra, muy a nuestro pesar debemos echar pie a tierra. Así llegamos a una torre de vigilancia que están construyendo nueva y en medio de la niebla, con una temperatura de 2 grados seguimos ascendiendo poco a poco hasta llegar a Cima Remendía. A estas altitudes podemos ver algún nevero de nieve. Decir que, nos encontramos por encima de los 1800 metros de altitud.

La bajada es vertiginosa. Con un primer tramo un poco técnico, debido a la gran cantidad de piedras, pero con un segundo tramo disfrutón que hará las delicias de los más osados a la hora de soltar el freno y descender disfrutando al tomar las curvas en horquilla y con un terreno que la bici agarra más de lo que nos creemos. Es tal el descenso que hemos realizado que en cuestión de minutos hemos descendido poco más de 900 metros de altitud.

Una vez abajo nos encontramos en el área recreativa de Zarcia, situado en Santa Cruz del Valle Urbión, una zona espectacular. Sin descanso alguno y con la adrenalina por las nubes, comenzamos de nuevo a subir. Tenemos ante nosotros un ascensión de unos 12km con algún descanso. La primera rampa es dura pero corta. Luego un terreno favorable de 1 km y comenzamos a subir cuando enlazamos con otro camino. Tenemos el tramo más largo, más de 4 km sin descanso y con alguna rampa un poco más dura que el resto pero sin llegar a ser exagerada. Vamos subiendo y disfrutando de la montaña. Una zona con un pequeño descenso nos lleva a una sucesión de curvas en subida y de ahí pasamos por el arroyo de la genciana. Tenemos por encima de nosotros nuestro objetivo, la caseta de los ingenieros. Todavía nos separan 200 metros de desnivel hasta llegar a ella, situada a más de 1650 metros de altitud.

Una vez llegamos, contemplamos el paisaje que tenemos bajo nosotros. Y en un alarde de valentía decidimos seguir ascendiendo por la pista que nos llevaría a coronar el pico Trigaza, 2035m de altitud. La pena es que tras varios kms ascendiendo, la nieve nos impide continuar nuestro camino.

Tan sólo nos separa de nuestro punto de inicio, una larga bajada con un firme bastante bueno entre asfalto rugoso y hormigón. Eso sí, hay que salvar algún agujero que otro.

Una ruta exigente pero llena de belleza. Merece la pena.

Nos vemos en la próxima ruta!